domingo, 25 de noviembre de 2012

"Latidos de la yema"







Latidos de la yema


Mar Gabarre

Nunca para, nunca muere, sigue recreándose en su propia luminiscencia. Producto de un acto de inercia inconsciente fluyó la idea de que pudiera surgir. !Oh cautelosa situación! Belleza escondida tras el tabú de tenerlo. Plenitud y redondez todo en uno. Como un templo sagrado me sentí continente de su vida y alimento de su alma. Responsable y co-creadora de lo bello y lo real. Sentí la vida, sin esquemas, sin miedos y sin aditivos, por sí misma me hizo llegar al mar.

Una pequeña esfera resguardada por el vaivén de enormes nubes dirigidas por los dioses, que gran magnitud... Cielo y tierra unidos por una misma causa, para mantenerlo a salvo a cualquier precio. Su vida era el fin, su vida la trama y el regalo. Su vida el desenlace pacífico al acabar el enredo, la paz tras la tormenta, el silencio, las hojas encontrándose en los árboles con el viento, a oscuras, sin nada, sin nadie, siquiera yo misma, solo el silencio y su murmullo arrollador, el aire y el polen dorado que me rodeaba. 

Su semilla... yo ya experimente la belleza  tan solo en mi mente, la viví como nunca viví nada que sucediera en la realidad, como el amor de las películas, como un sueño de verdad.





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